viernes, 12 de julio de 2013

El Reflejo de Cora Traz

Daniela Pacheco, Santiago Gamarra

Ella amaba los espejos, mejor dicho, estaba obsesionada. Le encantaba imaginarse, que detrás de ese vidrio pulido con una placa de plata sobre el, había un mundo diferente. Uno, como el de sus sueños...Cora Traz se levanto de la cama a las seis de la mañana, con el cansancio dibujado en su cara. Frutos, tras noches de insomnio.Comenzó su día tomandose una ducha bien larga para asegurarse de que se le limpie la fatiga de su cuerpo. Salió de la ducha y se paro delante del espejo en el cual estaba acostumbrada a ver el reflejo de una mujer hermosa. Pero lo que vio no era nada parecido a aquella mujer. Ojeras de color purpura oscuro y arrugas en la frente distorcionaban su belleza. Una impactante angustia le hacia temblar las manos. Trato de calmarse con un café con leche y un cigarillo. Trataba de explicarse su falta de sueño, que le causaba tanta pesadumbre. Estaba tan hundida en sus pensamientos que se le enfrió el café y el cigarillo se consumió solo. Se levanto de la mesa, se vistió rápido y se maquilló. Antes de partir en camino a la tienda de espejos en la que Cora trabaja, se contempló por última vez, esto le provocó una sensación de tristeza y nostalgia su expresión facial era deplorable. Se llevo unos lentes de sol para esconder su fealdad. Llego a su tienda prendió la luz, se desabrigo y comenzó a pulir cuidadosamente los espejos como lo hacia cada día. Al llegar a su espejo favorito, un ejemplar raro en forma y antigüedad, noto algo extraño pero no sabia que. Es ahí cuando se dio cuenta. Las arrugas profundas, las ojeras oscuras. ¡Desaparecieron! Se le mezclo euforia con una sensación de siniestro tan terrible. No podía ser, se decía dudando sus propios sentidos mientras se miraba fijamente en el espejo:“Estoy demente.“ Dijo. De pronto sus movimientos no parecían sincronizarse con los de su reflejo. Las manos finas de la Cora Traz dentro del espejo comenzaron a enroscarse alrededor de su cuello. Cora Traz quiso gritar pero su reflejo no la dejaba. Quiso huir pero no se movía, quería vivir pero no pudo.

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